martes, 27 de noviembre de 2007

El mito de Superman

El Mito de Superman
Del libro Apocalípticos e Integrados de Umberto Eco



“El análisis propuesto podría parecer algo abstracto, y ser considerado como apocalíptico (una especie de variación retórica, a alto nivel problemático, de un hecho de dimensiones más bien reducidas), si el hombre que lee Superman y para el cual Superman ha sido creado, no fuera el mismo de quien nos han hablado varias investigaciones sociológicas y que ha sido definido como un hombre “heterodirigido”.
Un hombre heterodirigido es un hombre que vive en una comunidad de alto nivel tecnológico y dentro de una especial estructura social y económica (en este caso, basada en una economía de consumo), al cual se sugiere constantemente (a través de la publicidad, las transmisiones de televisión, y las campañas de persuasión que actúan en todos los aspectos de la vida cotidiana) aquello que debe desear y cómo obtenerlo, según determinados procedimientos prefabricados que le eximen de tener que proyectar arriesgada y responsablemente”


Decidí copiar al pie de la letra este encabezado del aparte: “Superman como modelo de heterodirección”, para relacionar el interés de los tres autores (horkheimer, Adorno y Eco) por resaltar el tipo de individuos consumidores, que no racionalizan sobre los medios y terminan deseando aquello que otros han proyectado y le sugieren que desee, por medio del uso de ficticios que provocan una idealización de personajes y la construcción de sus vidas desde los ideales del mismo.

Durante la lectura del ensayo se van desarrollando distintos apartes que tienen como finalidad un estudio certero del cómic ocupándose, por un lado, de aquello que está más allá de la imagen; y por otro aquello que esta en la imagen misma.

Eco nos cuenta como en una época era la iglesia la encargada de transmitir mensajes propios del repertorio de la institución a través de la imagen, imagen que iba destinada al “pueblo sencillo, carente de refinamientos teológicos”; este proceso se conoce como “mitificación”, que consiste literalmente en una simbolización inconsciente, como identificación del objeto con una suma de finalidades no siempre racionalizables, como proyección en la imagen de tendencias, aspiraciones y temores, emergidos particularmente en un individuo, en una comunidad…”, a partir de esta aclaración relaciona la mitificación religiosa con la sociedad de masas de una civilización industrial, deduciendo que así como la iglesia aprovechaba imágenes conocidas o de origen en el pueblo para cargarlas de todos sus valores y moralidad; de la misma forma la industria carga sus productos para provocar en el consumidor una “sensibilidad… dirigida y provocada por la acción de una sociedad… basada en la producción y el consumo obligatorio y acelerado”.
Es por esto que decide analizar Superman, una historia de la cual “la opinión pública ha participado histéricamente en situaciones imaginarias por el autor de cómics, como se participa en hechos que afectan a la colectividad, desde un vuelo espacial al conflicto atómico”.

Con superman queda claro como el hombre que vive en una sociedad industrial alimenta con sus héroes aquello que no le es posible realizar; y logra un nivel mas alto de identificación entre el personaje y el individuo cuando se observa la figura de Clark Kent, dicho de otro modo, con la transformación que dentro del cómic sufre Clark convirtiéndose en Superman, se le da al lector la posibilidad de pensar que así como su héroe puede dejar de ser “tímido, de inteligencia mediocre, un poco tonto, miope, y enamorado… de su colega Lois Lane , que le desprecia…” para convertirse en un superhombre, el individuo “alimenta secretamente la esperanza de que un día, de los despojos de su actual personalidad, florecerá un superhombre capaz de recuperar años de mediocridad”.

Hay en el texto dos apartes que tiene suma importancia en el análisis que emprende nuestro autor, es en “Consumo y temporalidad” y “Una trama sin consumo” donde se plantea la importancia de ser concientes sobre la dimensión temporal, “el estar yo situado en una dimensión temporal, hace que advierta la gravedad y dificultad de mis decisiones, pero que advierta al mismo tiempo el hecho de que debo decidir, de que soy yo el que debe hacerlo, y que este decidir mío va unido a una serie indefinida de deber-decidir, que implica a todos los hombres” ; Eco plantea que para que un cómic como superman pueda mantenerse como mito necesita que su personaje no este atado al tiempo, es decir, las historietas no pueden desarrollarse en el tiempo de la misma forma en que lo hace cualquier individuo, esto es, tener actividades diarias y consecutivas una a la otra, de ser así, su duración estaría supeditada a la vida del personaje principal; es por esto que los hechos que acontecen al héroe nunca lo atan, de esta forma superman no puede casarse, no puede tener hijos y mucho menos sufrir alguna enfermedad degenerativa pues esto estaría tornando al personaje fungible como cualquier sujeto. Dicho lo anterior se entiende que superman habita en un presente continuo, inmóvil y su vida no fluye al igual que la vida humana. Planteado esto, o sea, un presente inmóvil que lleva irremediablemente al olvido de la temporalidad, el autor pasa a hacer el siguiente enunciado refiriéndose al lector “Al perder conciencia de ello, se olvida de los problemas que sobre esto se basan:…de la existencia de una libertad, de la posibilidad de forjar proyectos, del deber de hacerlo, del dolor que este proyectar comporta, de la responsabilidad que se sigue y por último de la existencia de toda una comunidad humana cuyo carácter progresivo se basa en el hecho de mi hacer proyectos”.

Sin importar la aventura que este contando, el cómic mantiene una estructura que en el caso de superman sería: un acontecimiento ilegal, intervención, sometimiento del personaje maligno, final feliz; Eco mantiene que este esquema es el que nos interesa mas que la propia historia, pues es en esta repetición en la que el lector logra conocer a su héroe y posteriormente identificarse con él. Esta constante repetición nos pone en presencia de un “mensaje de alta redundancia”, entendiendo la redundancia como una forma que asegura la transmisión de un mensaje.

Si bien en el ensayo llega un momento en que se plantea la posibilidad de que en los momentos de “evasión y relajamiento”, que Eco señala como saludables e indispensables, el lector pueda obtener del consumo de ciertos productos (refiriéndose a “la narrativa de la redundancia”) una “invitación al descanso, como ocasión única de distensión ofrecida al consumidor”; de igual forma señala mas adelante que el problema cambia “cuando el placer por la redundancia, pasa de ser momento de descanso, pausa en el ritmo convulso de una existencia intelectual comprometida en la recepción de información, a convertirse en la norma de toda actividad imaginativa”

Hacia el final del ensayo se plantea un problema aun mas interesante y es sobre el tipo de acontecimientos en los que interviene nuestro héroe, es en el aparte “Conciencia cívica y conciencia política” donde se plantea que aun dotados de ciertos poderes, superman y otros héroes nunca intentan transgredir el orden ni político ni social de una nación, hablando de superman Eco relata como este titán contiene una lista de valores que bien podrían servir como instrumento pedagógico para infantes, pero que además nos deja una premisa donde él es el defensor del bien y siempre ataca a los malos. La pregunta de “qué es el bien” sirve como excusa para analizar la lógica de intervención de superman, “…desarrolla toda su actividad a nivel de la pequeña comunidad en que vive (Smallville… y Metrópolis)” “el único mal a combatir, se configura bajo la especie de individuos pertenecientes al mundo subterráneo de la mala vida, preferentemente ocupado, no en el contrabando de estupefacientes ni en corromper a políticos o empleados administrativos, sino en desvalijar bancos y coches-correo. … la única forma visible que asume el mal es el atentado a la propiedad privada. El mal extraespacial no es mas que un pigmento accesorio y asume siempre formas imprevistas y transitorias: el underworld es, en cambio, un mal endémico… que invade el curso de la historia humana… según la cual toda autoridad es, fundamentalmente, buena e incorrupta, y todo malvado lo es hasta las raíces, sin esperanza de redención”. Pero el análisis va mas allá, nos aclara que intentando hacer el bien, el personajillo “… organiza espectáculos benéficos, donde se recaudan fondos destinados a huérfanos e indigentes”. Aclarándonos de una vez una intención significativa de la historieta y mostrando como consecuencia lo que es el bien y el mal para este mito: “Si el mal asume el único aspecto de atentado a la propiedad privada, el bien se configura únicamente como caridad”

Son este tipo de “individuos” los que abundan en las sociedades industriales, los individuos para los que el bien se manifiesta con la entrega de productos a las clases desprotegidas, y que se autoproclaman benefactores; cuando lo que hacen en realidad es alimentar con sus actos la indigencia y provocar el asistencialismo por doquier.



Recordemos que esto ya lo señalaban Adorno y Horkheimer:

“Pero la industria cultural refleja la asistencia positiva y negativa hacia los administrados como solidaridad inmediata de los hombres en el mundo de los capaces. Nadie es olvidado, por doquier hay vecinos, asistentes sociales, individuos al estilo del Doctor Gillespie y filósofos a domicilio con el corazón del lado derecho que, con su afable intervención de hombre a hombre, hacen de la miseria socialmente reproducida casos individuales y curables, en la medida en que no se oponga a ello la depravación personal de los individuos. El cuidado respecto a las buenas relaciones entre los dependientes, aconsejada por la ciencia empresaria y ya practicada por toda fábrica a fin de lograr el aumento de la producción, pone hasta el último impulso privado bajo control social…”.
“La insistencia en el buen corazón es la forma en que la sociedad confiesa el daño que hace: todos saben que en el sistema no pueden ya ayudarse por sí solos y ello debe ser tenido en cuenta por la ideología. En lugar de limitarse a cubrir el dolor bajo el velo de una solidaridad improvisada, la industria cultural pone todo su honor de firma comercial en mirarlo virilmente a la cara y en admitirlo, conservando con esfuerzo su dignidad".

viernes, 23 de noviembre de 2007

La Industria Cultural

“Ninguno tendrá frío ni hambre: quien lo haga terminará en un campo de concentración”

El outsider es identificado aquí como el sujeto que está en contra del totalitarismo al que lo ha relegado el sistema del capital, este lo reconoce al igual que sabe identificar a los que le pertenecen por completo. Así es como Adorno y Horkheimer identifican al individuo que no se adapta por completo al sistema, al que se niega a repetir, Citando a Tocqueville “la tiranía deja libre el cuerpo y embiste directamente contra el alma. El amo no dice más: debes pensar como yo o morir. Dice: eres libre de no pensar como yo, tu vida, tus bienes, todo te será dejado, pero a partir de este momento eres un intruso entre nosotros”, señalan como este sistema aísla a los individuos, y por medio de este bloqueo lo vuelve mas propenso a caer en sus pútridas manos.

Los pseudoindividuos pequeño burgueses son la otra cara, son los sujetos que ya no están en contra, los que “viven” completamente adecuados, hombres dedicados a los negocios, a sus familias, que absorben por completo el mensaje de los medios (en este caso film, radio y periódicos), este sujeto que ya no tiene brotes de espontaneidad y que se abstiene de hacer esfuerzos mentales para comprender el arte que no lleve consigo un mensaje masificador, son aquellos que vitalizan el sistema reproduciendo patrones y reproduciéndose ellos mismos, son los que están confinados a las latas de conserva y cuyos nombres reposan en las estadísticas que hace el monopolio para insertar sus producciones.



Por medio de la industria cultural las clases dominantes han logrado potestad sobre el individuo. Los monopolios culturales son simples empresas que obedecen al supremo, se ha utilizado la cultura para tal finalidad, a través de las artes, convertidas ya en industria, los mensajes han saturado a los sujetos, él cree escoger algo cuando en realidad escoge lo que el sistema, por medio del lenguaje utilizado en la publicidad, le dice que escoja. En el mercado no hay competencia, todos los productos benefician por igual al dominador.

Tanto en las supuestas artes como en la publicidad el mensaje engaña al sujeto por medio de la eterna repetición de palabras y modelos a seguir; los filmes explotan a sus modelos como si anunciaran un producto inexistente, con una fijación en los detalles mínimos e inconexos con un todo, las cámaras enfocan los ángulos de sus estrellas aumentando en el consumidor el afán del estereotipo de lo bello; por su parte los “cineastas” rechazan cualquier producto que no contenga en él algo que asegure su difusión, “Cuando llega al punto de determinar el consumo, descarta como riesgo inútil lo que aun no ha sido experimentado” pero Horkheimer y Adorno aclaran que es aquí donde se tiene que tener en cuanta el dinamismo, las cosas que fluyen, que no están encriptadas, nos dicen a manera de consejo que nada debe quedar como estaba, todo debe estar en constante movimiento “Porque sólo el universal triunfo del ritmo de producción y reproducción mecánica garantiza que nada cambia, que no surge nada sorprendente”.

“La publicidad es su elixir de vida”
las agencias publicitarias ofrecen sus servicios a precios exorbitantes a las que solo quien hace parte del sistema puede acceder; pero no es del todo necesaria, dicen los autores que solo sirve de forma indirecta a las ventas, su carácter ideológico ha logrado adaptarla al estilo de la industria cultural convirtiéndola en arte y que lo que nos demuestra es simplemente la exposición del poder social.

Esta “formula agotadora” que supuestamente le da al individuo lo que quiere tampoco logra satisfacerlo por completo, el sujeto no esta cómodo, vive frustrado “El principio impone presentar al consumidor todas las necesidades como si pudiesen ser satisfechas por la industria cultural, pero también organizar esas necesidades en forma tal que el consumidor aprenda a través de ellas que es sólo y siempre un eterno consumidor, un objeto de la industria cultural. La industria cultural no sólo le hace comprender que su engaño residiría en el cumplimiento de lo prometido, sino que además debe contentarse con lo que se le ofrece”.

Ni siquiera las palabras se salvan de estas atrocidades, del lenguaje tambien se aprovechan, dentro del sistema estas están atadas a meros significados sin significantes, las palabras aquí ya no significan algo en otro contexto que no sea el del producto que venden o el mensaje que algún dictador quiera establecerle; dejan estas de ser dinámicas y pasan a ser fijas “Si hoy los fascistas alemanes lanzan desde los altoparlantes la palabra “intolerable”, mañana el pueblo entero dirá “intolerable”


Texto Completo aqui http://www.infoamerica.org/documentos_pdf/adorno_horkheimer.pdf